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domingo, 22 de abril de 2012

Las mujeres de Mi General


Más allá de ser una historia de amor y desamor, es una película mexicana y para ganarse este título no tiene que solamente rodarse en suelo “azteca”, es imperante que los valores del pueblo, las creencias, la lucha, el día a día y la vida real de los mexicanos sean lo que inspire cada una de las palabras o frases escritas en el guión, acto que me atrevo a aplaudirle a Ismael Rodríguez Ruelas, quien fungió como guionista, productor y director.
Todos los personajes creados por el cineasta, que aparecen en “Las mujeres de mi general” son simbólicamente una actitud o valor mexicano que conviven, coexisten pero sobre todo sobreviven entre sí, desgloso uno para una mejor percepción, pero advierto, cualquier parecido con la realidad no es coincidencia, es el México verdadero.

Juan Zepeda, como lo mencioné antes es el poder mismo, es quien gobierna, el líder del pueblo, la cabecilla encargada de los frentes, las luchas y la justicia, es casi un superhéroe, su único defecto es ser humano. Mucho antes de ser “El General” quien después se convierte en “El Gobernador” es sólo un hombre y nadie duda que demuestra valentía y audacia, pero sus allegados y los espectadores sabemos que la mitad de sus preocupaciones son de carácter personal ¿Lupe o Carlota? Ahora bien, dentro de sus cargos públicos el quid es el mismo, y Juan quisiera resolverlo con la misma pregunta ¿el pueblo o el dinero?, ¿ganarse el respeto o infundir el miedo? Y a pesar de no saber muy bien hacia donde ir, “El General” sigue adelante apegándose a una simple idea “gobiernar mal cualquiera lo hace, gobiernar bien cualquiera la riega”, anexo a esta frase explica que el apoyo del los expertos y del pueblo es indispensable para que todo salga “bien”.
Pasando a otro aspecto a analizar, el general Zepeda tiene como mujer durante un tiempo a Lupe una muchachita de rancho, sencilla y honesta, goza con tal de hacer feliz a Juan y tiene como mejor amiga a Lencha, una de las sirvientas del cuartel. Ha seguido al “general” desde que comenzó la lucha y se ha entregado sólo a él en amor, sexo y lealtad. Lupe es entonces la representación fehaciente del pueblo y sus necesidades. Ella pide apoyo, atención, respeto y compromiso por parte de Juan, o sea, el pueblo exige cierto comportamiento de entendimiento y solución al gobierno, en el filme “El General” intenta cumplirlo hasta donde puede dándole voz al pueblo como en la escena donde se descubre a un traidor y entonces expone “te perdono si es que entre esta gente hay uno solo que te perdone”, la democracia se hace presente y el destino del hombre es marcado por los votos no por imposición. Pero cuando esto deja de cumplirse y la atención ya no se obtiene hay reacciones generalmente violentas dentro y fuera del séptimo arte, cito “en cuanto me pegue el primer grito le pego la primer patada”. Si por las buenas no se puede se intentará por las malas.
Por otro lado, encontramos a Carlota, un viejo amor de “el general” que reencuentra y revive durante los conflictos de poderío. Carlota es en pantalla una mujer adinerada, casada por interés, “leida y escribida” quien sigue enamorada del personaje de Pedro Infante, hecho que la lleva a poner en evidencia su maldad, egoísmo y avaricia con tal de conseguir lo que quiere, lo que le ocasionan a Juan más problemas de los que tenía que cuando estaba con Lupe.
El gobierno entonces se parte en dos, si no cumple con los caprichos de quien sustentan económicamente al país o de quien se encarga de las relaciones exteriores dando la “buena apariencia” mucho de lo ya logrado con tanto esfuerzos y sacrificios se viene abajo, pero al hacerlo descuida al pueblo, a esos ciudadanos que apoyaron a tal o cual candidato a estar en el poder, es ahí donde se desatiende a la fuerza que sostiene la silla en la que se sienta el “manda más”. Entonces, regresando a la película, el centro de todo es responderse ¿Qué hacer? Pregunta que trata no contestar Juan Zepeda al dejarse llevar por los placeres y lo más fácil, ignorar lo que pasa. Esto, obviamente no da buenos resultados, los pueblerinos ya no confían en él y la apariencia que daba en la alta sociedad comienza a desmoronársele debido a que los mismos ricos y poderosos que gustan de vivir en una burbuja ya no obtienen tranquilidad tan fácilmente, las armas comienzan a levantarse. Es hora de que actuar.
De lo que pasaba en 1950 en relación gobierno/ gobernados que Ismael Rodríguez se atrevió a plasmar para la posteridad a lo que vivimos los mexicanos en el 2010 no es algo tan diferente de cómo se pensaba que sería. Hemos tenido buenos y malos gobernantes, pero recordemos que somos todos los que hacemos al país, y lo digo separando jerárquicamente, tenemos a el presidente, el congreso, los grandes empresarios legales o ilegales, los sabios o expertos en temas relevantes para el progreso, los ciudadanos medios, los económicamente pobres, etc., somos demasiados por lo tanto es imposible que la “culpa” de cualquier crisis social esté en sólo 1 o 2. Debemos como sociedad tratarnos medianamente igual o por lo menos con justicia ¡con respeto! por que aceptémoslo y enfrentémoslo con honra y honor , no somos iguales, hay mejores personas que tú y que yo, como también hay peores, pero eso si recordemos y recordémosle a quien se le olvide que “¡ ah que las hilachas si esa también es ranchera nomas que esta pulida”.


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